A casi tres décadas del 28 de Febrero de 1980, ya son varios cientos de miles los andaluces y andaluzas que no vivieron la hazaña de cómo un pueblo, históricamente olvidado, maltratado y empobrecido conquistaba el derecho a gobernarse por sí mismo, en pie de igualdad con los pueblos ricos de España. Ese día se nos preguntó al pueblo andaluz, mediante un referéndum, si queríamos una autonomía de primera categoría. Y dijimos que sí. Con miles de trabas y dificultades, sin que nadie nos regalara nada ni nos ayudara. A contra corriente. Pero lo hicimos. Y Lo hicimos como sabemos hacer las cosas en Andalucía: en paz. Y ya que los que vivimos esa epopeya vamos teniendo cierta edad es normal que muchas cosas no se sepan o se hayan olvidado. Si hoy día preguntamos a cualquiera, joven o mayor, por la historia de nuestra autonomía es fácil que se responda que es algo que tenemos desde siempre o, los más informados (manipulados o manipuladores, diría yo), que es algo que el PSOE nos dio.
Por eso es bueno recordar. Porque, como se ha repetido millones de veces, pocas cosas son tan revolucionarias como la verdad y la memoria.
Posiblemente pocos recordarán que mientras el PSOE de los años 70 exigía autonomía para Cataluña y el País Vasco, en Andalucía teníamos a un tal Alfonso Guerra (¿les suena?) que mientras los andalucistas reclamábamos igualdad para todos los pueblos de España, él nos descalificaba llamándonos "cuatro tontos con la bandera del Betis". Sí, así se referían entonces a la bandera de nuestra tierra, la misma que ahora decora sus despachos oficiales, el ojal de sus trajes de Armani, o inspirados en el Vogue, quién sabe, y sus coches oficiales. ¡Sí que le han sacado jugo a la bandera del Betis!
Pero cuando el 4 de diciembre de 1977 dos millones y medio de andaluces se manifestaron en las calles exigiendo autonomía plena, en el PSOE se dieron cuenta de que la cosa iba en serio. Que ese pueblo que llevaba siglos sin contar en España no estaba dispuesto a que las cosas siguieran así por más tiempo. Quien no se subiera a la ola iba a ser destrozado por ella. La Unión de Centro Democrático, entonces en el gobierno, no supo verlo y la ola se la tragó. El PSOE se dio cuenta, se subió en la ola y no se ha bajado todavía. Ya sabemos que la capacidad de manipulación del PSOE en cualquier cuestión es infinita. Pero en la cuestión autonómica ha sido digna de pasar a una Enciclopedia sobre el tema, si existiera. Por eso, porque después de 28 años es bueno recordar, va siendo hora de poner a cada uno en su sitio. Sin broncas ni asperezas, porque la historia es la historia, y lo que ha pasado no tiene remedio. Lo importante es, sin duda, el futuro, pero que cada uno asuma su historia: no hace falta mentir. Total, si al final van a sacar los mismos votos en las elecciones autonómicas. Pero, al menos, quien los vote, que serán la mayoría, que sepan qué hizo el partido al que votan.
Sí, ese partido que si le preguntamos a la gente por la calle nos dicen que ha traído la autonomía tiene este espléndido currículum:
.....- El que haya autonomías de primer nivel y de segundo nivel es algo que está en la Constitución. Una Constitución que votamos todos los españoles, pero que pactaron, básicamente, PSOE y UCD. Podían haber pactado que sólo habría un mismo nivel de autonomía para todos los pueblos de España y seguro que también la habríamos votado. Por cierto, el negociador por el PSOE de la Constitución fue Alfonso Guerra (¿les suena?).
.....- El que a Cataluña y al País Vasco se le dieran más facilidades para acceder a la autonomía que a Andalucía es algo que también está en la Constitución. Ya saben quiénes la pactaron. Podían haber pactado las mismas facilidades para Andalucía. Por cierto, ya saben quién no lo hizo.
.....- Para que el referéndum del 28-F de 1980 se pudiera celebrar hacía falta aprobar una Ley Orgánica para los referendos. Esa Ley se aprobó en el Congreso el Día de los Inocentes de 1979 y hacía prácticamente imposible que el referéndum se ganara. El Grupo Parlamentario Andalucista de entonces lo denunció. Pero PSOE y UCD pactaron esa Ley Orgánica. Por cierto, ¿saben quién fue el negociador por parte del PSOE de esa Ley? Premio, ha acertado usted, señora: Alfonso Guerra.
.....- Efectivamente, las previsiones de la Constitución y de la Ley Orgánica de Referéndum hicieron que el 28 de febrero la consulta fracasara legalmente en la provincia de Almería (no se alcanzó la mitad más uno de los votos favorables del censo, es decir, los votos en blanco, las abstenciones, los voto nulos, los muertos que aún figurasen en el censo electoral, contaban como noes). Como esto era una aberración, el triunfo moral de Andalucía se impuso a la ley, y en septiembre de 1980 la Ley Orgánica que PSOE y UCD habían pactado se modificó en el Congreso, en la línea que había defendido el Grupo Parlamentario Andalucista. Esto, que fue así y así lo explican casi 30 años después los profesores de Derecho Constitucional, sirvió para montar una campaña de imagen espectacular. El PSOE que, tal como hemos visto hasta ahora, fue cómplice con la UCD de todas las leyes que llevaban a Andalucía a una Autonomía de segunda apareció, de la noche a la mañana, como el abanderado de la Autonomía de primera. Por cierto, ¿saben ustedes quién diseñó esa campaña en el PSOE? Premio para todos: ¡Alfonso Guerra!
.....- Pero después de esa bronca que llevó a la UCD al borde de la desaparición, en julio de 1982, poco antes de ganar sus primera elecciones, el PSOE pacta con la UCD la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico, que vendría a significar que el triunfo andaluz del 28-F se quedase en agua de borrajas. Sí, son ustedes muy listos, el ideólogo por parte del PSOE de esa Ley fue Alfonso Guerra.
En mayo de ese año el PSOE había ganado con rotundidad las primeras elecciones andaluzas. En octubre, arrasaba en las generales. La cuestión autonómica andaluza se había tragado a la UCD y el PSOE navegaba, a todo trapo, en la cresta de la ola. El éxito fue rotundo. Andalucía volvía a entrar en el letargo. La antigua bandera del Betis era ya el estandarte de las legiones de altos cargos, jefes de gabinete, de prensa, de protocolo, de áreas y de hectáreas, de los servicios centrales y de los servicios periféricos. Todo por la Nómina.
Por cierto, no crean que tengo nada contra el señor Guerra. Ni le conozco. Desde la época de su hermano Juan, el PSOE lo puso en liquidación. Pero cuando estos sucesos tenían lugar, él lo era todo en el PSOE. Sí, todo, que se lo pregunten a Felipe. Por eso, la utilización de Andalucía para asaltar el poder en España, y la posterior desactivación de nuestro pueblo no era algo menor: era la estrategia capital del PSOE. La que les ha permitido subirse en la ola y no bajarse de ella.
¿Y ahora, qué? ¿Es posible, con estos antecedentes, otro futuro? Yo creo que sí. Si este pueblo fue capaz un día de alzarse, puede volver a hacerlo. Hay razones: nuestros colegios están a la cola de los países desarrollados, nuestros índices de paro siguen siendo los más altos de Europa, nuestro medio ambiente sigue amenazado, nuestros pensionistas siguen a la cola de España, nuestros vecinos ricos son cada vez más ricos...
En nuestra mano está volver a asombrar al mundo con otro
28 de Febrero.